Narumi y Arimatsu, eran unas ciudades de Aichi, pero debido al gran crecimiento de Nagoya, fueron absorbidas por ésta. Ahora forman parte del barrio Midori-ku de Nagoya. Son unos centros históricos de la ciudad y tienen sus tradiciones y festividades propias.

Una valiosa muestra de sus tradiciones centenarias son las carrozas, “dashi” en japonés (だし). Dicha tradición data del periodo Edo. En el mes de octubre tienen lugar los festivales de Arimatsu y de Narumi. En dichos festivales tienen lugar un desfile de carrozas y de participantes ataviados con el traje tradicional que nos traslada 400 años atrás.

dashi Narumi

Canon PowerShot S110 (5.2mm, f/2, 1/60 sec, ISO640)

 

Algunas carrozas son tan altas, que en la parte superior van unas personas para ir apartando los cables del tendido eléctrico con unas pértigas, para evitar que se enganchen al dashi.

dashi Narumi

Canon PowerShot S110 (7.653mm, f/4, 1/640 sec, ISO80)

 

Las carrozas durante el año están guardadas en unos almacenes especiales y tan solo desfilan en los festivales que tienen lugar en octubre. En alguna otra contada ocasión, como el festival de Shibori, están expuestas en la calle pero no participan en ningún desfile. Esta foto es de uno de los almacenes.

Almacén para guardar el dashi

Canon PowerShot S110 (5.2mm, f/2, 1/30 sec, ISO200)

 

Las carrozas están construidas en madera, están trabajadas con esmero y cuentan con numerosos detalles. Así como cortinas delicadamente bordadas.

Dashi en detalle

Canon PowerShot S110 (5.2mm, f/2, 1/800 sec, ISO400)

 

Dashi en detalle

Canon PowerShot S110 (5.2mm, f/4, 1/60 sec, ISO80)

 

Dashi en detalle

Canon PowerShot S110 (5.2mm, f/4, 1/80 sec, ISO80)

 

Detalle del interior.

interior del dashi

Canon PowerShot S110 (5.2mm, f/3.5, 1/30 sec, ISO80)

 

Mientras desfilan, van lanzando sal para ahuyentar los malos espíritus.

sal

Canon PowerShot S110 (5.2mm, f/4, 1/30 sec, ISO80)

 

Algunas de las carrozas datan de del s. XVII. Pese a tener más de 300 años, algunas cuentan con unos muñecos mecánicos (karakuri), que realizan movimientos, sacan la lengua y uno hasta es capaz de escribir letras en un papel, increíble para la antigüedad que tienen!

Me recuerdan bastante a las procesiones en España, todo y que las carrozas en Japón no tienen carácter religioso. Pero hecho de ver estas pesadas estructuras ornamentadas moverse al ritmo de la música, empujadas tan solo por personas, no deja de evocarte las tradiciones de tu país. No deja de ser curioso, como tradiciones centenarias de países tan lejanos tienen sus puntos en común, y más sorprendente aun es que ambas tradiciones, tienen su inicio a principios del 1600.

dashi Narumi

Canon PowerShot S110 (5.2mm, f/4, 1/640 sec, ISO80)

 En España los pasos son cargados a pulso por los costaleros que soportan un gran peso, lo que requiere de un gran esfuerzo por su parte. En Japón, las pesadas carrozas descansan en grandes y gruesas ruedas de madera, pero estás no giran lateralmente con lo que los giros requieren de gran esfuerzo de las personas que empujan la carroza. Las maniobras al entrar y salir del almacén donde son guardadas o los cambios de dirección durante el desfile son presenciados con gran admiración por los visitantes. A continuación, os dejo un vídeo de la complicada maniobra de giro en una calle.

En el festival del Shibori de Aritmatsu puedes ver los dashi, como el de la siguiente foto, expuestos en la calle.

dashi Arimatsu

Plus One Japan Limited FTJ152D (3.5mm, f/2.2, 1/276 sec, ISO73)

 

Pero ha sido en el festival de Narumi donde realmente he vivido con intensidad esta bonita tradición. Por la mañana pude disfrutar del desfile de las carrozas por la calle principal de Narumi. Después de recorrer dicha calle, las carrozas se separan y cada una recorre la parte del barrio a la que pertenece para el disfrute de sus residentes.

dashi Narumi

Canon PowerShot S110 (5.2mm, f/4, 1/200 sec, ISO80)

 

Las carrozas en su interior llevan a unos músicos que van marcando el paso a ritmo de tambores y flautas.

Voluntarios de todas la edades participan en esta fiesta tan especial, y también los niños, que van tirando del dashi con unas largas cuerdas, aunque son porteadores que van empujando la carroza los que realmente hacen un gran esfuerzo.

dashi

Canon PowerShot S110 (5.2mm, f/4, 1/800 sec, ISO80)

Pero el plato fuerte, es al atardecer. Después de un merecido descanso y de una comida festiva, donde no faltan el buen humor, el sake y las risas, los grupos de vecinos que participan en el festival van preparando las carrozas. Es hora de colocar las velas dentro de los farolillos.

Preparando los farolillos

Canon PowerShot S110 (5.2mm, f/2.5, 1/30 sec, ISO80)

 

Farolillos que toman vida y se convierten en el centro de las miradas, engalanando los dashi y haciendo aún más especial la estampa si cabe.

Dashi Narumi al atardecer

Canon PowerShot S110 (5.2mm, f/2, 1/25 sec, ISO800)

Dashi Narumi al atardecer

Canon PowerShot S110 (5.2mm, f/2, 1/20 sec, ISO800)

A continuación un video donde se aprecia el muñeco mecánico «karakuri» de la carroza.

Esta vez el desfile tiene lugar en otra calle, las carrozas van desplazándose al ritmo de la música hacia una plaza, donde cada carroza se va colocando en el inicio de las calles que dan a la misma. Una plaza abarrotada de público. Entonces, policías y voluntarios despejan el centro de la plaza y allí tiene lugar un sorteo. Los responsables de cada carroza sortean el orden de aparición para el momento cumbre del festival.

Sale la primera carroza, se sitúa en el centro de la plaza y empieza el espectáculo. Mediante la fuerza bruta de sus porteadores, levantan dos ruedas de la carroza y la hacen girar en el sitio a grito de “Washoi!!!!”. El publico les jadea y aplaude, y la carroza va dando vueltas y más vueltas, hasta que flaquean las fuerzas, pero en ese momento los gritos de ánimo del público hace que los porteadores saquen fuerzas extra y siguen girando!

Una vez acaba el dashi se retira y deja que sea otra carroza la que realiza la espectacular maniobra.

Realmente fue muy emocionante ver girar las carrozas y animar! Es una experiencia única y espectacular, y es muy pero que muy recomendable.

Debido a que los festivales de Narumi y de Arimatsu son fiestas locales, no están excesivamente masificadas y es una buena ocasión para poder ver estás muestras centenarias de la cultura japonesa de cerca.